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Te invitamos a que nos acompañes en nuestro viaje a Japón 2012. Esperamos disfrutar igual o más que en 2009 .
Y aquí te lo contamos...

martes, 14 de agosto de 2012

Día 6: Otro cuento que viene al caso: La Cenicienta, en versión tokiota





Hoy hemos vuelto a Tokyo. No lo teníamos previsto, pero la facilidad de viajar en tren por Japón junto con la numerosísima oferta hotelera de esta ciudad han servido de excusa para regresar.
En realidad no ha sido difícil tomar esta decisión, porque en 2009 nos quedaron cosas interesantes que ver, porque esta ciudad nos parece especial y porque podíamos disfrutar de ella coincidiendo una noche más con Jose y Mabel. Así que, ¡tiembla, Tokyo, que Juanjo y Ana vuelven de nuevo a patear tus calles!
Hyperdia, el completo y riguroso sistema online de información del transporte en Japón, fue de nuevo nuestra guía para decidir cómo, cuándo, con qué trenes llegar a la capital nipona. Pero esta vez fue muy exigente y la mejor opción no solo requería un madrugón generoso, sino que, además, nos obligaba a batir nuestro récord en cambiar de vías regionales a las vías de alta velocidad.
Teníamos 9 minutos para hacer este cambio y el Shinkansen, al igual que los Aves, es puntual por definición. Era poco tiempo, pero suficiente.
Con lo que no contábamos era con el retraso de la línea regional...
Así que bajamos del tren con 6 escasos minutos para recorrer 200 interminables metros, con las maletas a cuestas, bajando y subiendo escaleras, mostrando el Japan Rail en el control de salida-entrada y los paneles informando en japonés durante segundos eternos. Juanjo recordaba el pasillo que días antes habíamos recorrido mucho más tranquilamente a la ida y, sin esperar a la información en inglés, cruzamos el hall del submundo de la estación todo lo rápido que las turbas que en distintas direcciones lo atravesaban nos dejaron, consiguiendo llegar al tren segundos antes de la salida. Una vez dentro, pudimos verificar en los paneles que no nos habíamos equivocado y que solo nos quedaba recorrer varios vagones, con el tren ya en marcha, para llegar a los vagones para pasajeros sin reserva. ¡¡Prueba superada!!
Habíamos quedado a las 18 h. en la salida de la línea circular de la Japan Rail (Yamanote) Simbashi con nuestros amigos para visitar la Bahía de Tokyo por la noche.
Esta visita merece la pena, sin duda, y además hemos tenido la suerte de coincidir con un evento multitudinario: aquí cualquier reunión lo es, dada la densidad de población. Y hemos alucinado.
Cientos, más bien miles, de tokyiotas ocupaban toda la playa de la bahía, sentados en la arena, escalinatas y cualquier sitio desde donde se pudieran divisar los espectaculares fuegos artificiales con los que hemos disfrutado durante casi una hora.
Y como el evento lo merecía, allí que muchos se llevaban sus lonas, viandas y bebidas para incrementar el disfrute, que la cultura japonesa, al igual que la española, tiene a bien asociar la cosa gastronómica con los buenos momentos y el ocio en compañía.
Pero no solo hemos alucinado con el espectáculo de fuegos artificiales, también nos hemos quedado boquiabiertos cuando, al regresar al metro los miles de visitantes, hemos ido dejando a nuestro paso playa, aceras y calles limpias, como si nada hubiera ocurrido allí, y cuando, conforme nos acercábamos al metro, una ordenada fila de ciudadanos seguía el sendero marcado por vallas convenientemente dispuestas y las indicaciones de un trabajador del metro, que cartel en mano indicaba el tiempo aproximado de espera para coger el metro.
Enfin, todos tranquilos, charlando, comentando el evento vivido, conociendo el tiempo de espera y sabiendo que no iba a haber avalanchas ni apretujones para entrar al metro.
Así se las gastan por aquí y que cada cual saque sus propias conclusiones.
Y diréis, ¡pues muy bien! Pero, ¿qué tiene que ver lo hasta aquí contado con la dichosa cenicienta del título del post? Jejeje.
Pues nada que ver con las multitudes y el evento, pero sí con el metro.
El metro de Tokyo se ha convertido en calabaza a las 12 de la noche del sábado, 11 de agosto de 2012.
Como dos cenicientas hemos disfrutado de una fabulosa velada (compartiendo con Jose y Mabel rica comida japonesa, brindando con un par de Asahis) y charlando charlando se nos ha echado la hora encima. La broma del taxi se llama 1.700 ¥ (18,5 €).
Dato importante: el metro en Tokyo funciona fenomenal y está limpísimo, pero CIERRA A LAS 24h.
A dormir, cenicientos, que son las 2 de la mañana.

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