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Te invitamos a que nos acompañes en nuestro viaje a Japón 2012. Esperamos disfrutar igual o más que en 2009 .
Y aquí te lo contamos...

sábado, 25 de agosto de 2012

Días 15, 16 y 17: Kyoto

Nos levantamos en Matsue, en nuestro útimo Toyoko-inn, unas tostadas, un café y rápidos para la estación a coger el Limited Expres dirección a la estación de Okayama (que ya nos la conocemos de memoria) y aquí un cambio de tren al que será nuestro último Shinkansen del viaje, dirección a Kyoto.
A eso de las 14:00 hora local desembarcamos en Kyoto. Durante muchos días de nuestro viaje hemos sido casi los únicos occidentales en los lugares visitados, pero a partir de ahora las cosas han cambiado: aquí la afluencia de guiris desorientados se hace notar, al igual que palabras oídas en nuestro idioma.
Llegamos sin problema a nuestro hotel, a dejar las cosas en la habitación y al lío, a patear la ciudad.

La primera visita es al Museo Nacional Manga de Kyoto, una antigua escuela reformada en museo, ¿museo?, si lo que esperas es encontrar un museo al estilo de exposición de objetos curiosos que ver, entonces te llevarás un gran chasco, más bien es una gran gran gran biblioteca llena de mangas y solo mangas desde su comienzo y lo mejor es ver a niños, jóvenes, mayores sentados en escaleras, tumbados en tatamis o en el suelo en silencio y paz, deborando los libros como si fueran ricos trozos de sashimi; realmente alucinante. También había una exposición de la evolución del manga y el cómic en el mundo, y  una pequeña colección de cómics y mangas del resto del mundo (lo cierto que la representación española era muy pobre para el buen producto que tenemos), y también talleres de creación te historias. Una buena visita.




Los inodoros japoneses, toda
una lección: inolvidables


Volvemos al sol y calor de la calle a intentar llegar al jardín del palacio imperial por una calle que un lugareño nos ha dicho que es curiosa y llena de tienditas. Durante el agradable paseo, cercanos ya al jardín, el que os relata hoy estos hechos sufre la terrible llamada de la madre naturaleza y se hace necesario una parada técnica en una boulangerie, donde una limpia y tecnológica tacita de water me espera. Después, una milagrosa coca cola que lo cura casi milagrosamente. Debido a este pequeño lance no fue posible la visita a los jardines imperiales: cierran al anochecer.

Más tarde, tras una rica ducha, nos fuimos en busca de algún lugar donde cenar por la conocida calle de Pontocho, llena de restaurantes con sus farolillos. En el elegido cenamos una buena ensalada césar con una ternera en salsa de misho y un pulpo crudo macerado en washabi con una rica y fresquita cervecita.

Fin del día 15

Monjes a la carrera en Toji

Después del merecido descanso nocturno y un rico desayuno en la boulangerie de detrás del hotel, nos ponemos en marcha a un mercadillo que hacen los días 21 de cada mes con motivo de alguna celebración en el templo de Toji, cercano a la estación de tren de Kyoto (probabilidad de lluvias de un 40%). En el mercadillo venden de todo, algunas cosas merecen la pena y todo lo malo es que no tenemos ni un yen. Está animadillo, con las gentes haciendo sus compras y los monjes desfilado para algún rezo; todos en una extraña armonía en sus quehaceres, hasta que brummmm brummmmm, una rápida mirada al cielo, si ya lo decían, un 40% de posibilidades de lluvia, y otra vez brummmmm brummmm y unas pocas y tímidas gotas, el panorama cambia, la gente empieza refugiarse, los de los puestos, corre que te corre a recogerlos y los monjes desaparecidos. Antes que la cosa vaya a más, decidimos ir en busca del bus e irnos a la estación, donde cambiar dinero y comprar el billete de tren para el último día, pero tan solo unos metros de la parada del bus a la oficina de correos, que es el único sitio en que es seguro donde te cambian dinero,son suficientes para dejarnos calados hasta los huesos.

Los mercadillos siempre atraen a muchos visitantes

En 2009 nos había quedado un gran templo por visitar al lado de la estación, y allí dirigimos nuestros pasos después de una frugal comida en un restaurante de comida rápida cercano. El tempolo estaba en resauración, pero de todas formas impresiona sus dimensiones. Nos recordó a una de las grandes mezquitas visitadas (Damasco, Estambul...).
Gran templo cercano a la estación de Kyoto

En alguna zona del parque nos esperaban nuestros amigos
Después decidimos ir a visitar otra zona inexplorada en 2009: la parte suroeste de Kyoto. Alli un río recorre un parque donde la gente practica footing y nos dimos un largo pero estupendo paseo que nos llevó a un antiguo puente en una isla, donde llegamos al anochecer.


De vuelta al centro, tras pasar por el hotel,cercano a la zona de Pontocho, localizamos un restaurante que pensábamos tenía parrillas para prepararte a tu gusto la carne o pescado y, una vez dentro, nos dimos cuenta de que no. En todo caso, la cena volvió a ser igualmente rica sentados en el tatami.

Kyoto à la nuit
Fin del día 16

22 de agosto de 2012: último día en Kyoto y último día del viaje. De Kyoto nos quedaron por ver muchas cosas en 2009 y este año nos seguirán quedando. Pero había un templo con unas inmensas puertas al que llegamos cuando ya estaba cerrado que nos apetecía visitar. Ni idea de dónde estaba, ni idea de su nombre, ni idea de como localizarlo. Así que decidimos que era probable estuviera en la zona noreste de la ciudad y hasta allí que nos fuimos en autobús. No dimos con el susodicho templo, pero visitamos otro par de ellos que realmente merecen la pena y no recordamos haber visitado tres años atrás.

El templo de Ginkaku-ji (el pabellón de plata)
El camino de la filosofía volvió a guiar nuestro camino y, tras recorrerlo entero, nos dirigimos en un agradable (soleado y sudoroso) paseo hacia el Centrode Artesanos de Kyoto. Era el último día y había que hacer compras para regalar algunos detalles a familiares y amigos.

El camino de la filosofía


La torre de la estación de Kyoto

Fin del día 17

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